lunes, diciembre 12, 2005

una pobre historia de pobreza

Llevábamos dos días en la carretera, en el mismo sitio, a un lado del lugar donde ocasionalmente se detenían los camiones, bufando y levantando polvo. Cualquiera sabe que Chañaral no es un buen sitio para quedar tirado. Más que nuevas historias de chupacabras y pategallinas no teníamos mucho. El sol era implacable, no había más sombra que la que hacía el letrero de caminos, pero el viento que empujaba el mar cercano refrescaba. Nadie nos llevaba.

Había un restorán y una fuente de soda, donde los choferes se reponían. Asomaban algunos niños desde las sombras del interior, pero no salían de allí. Luego, los choferes se aseaban y cuando volvían al camión les hablábamos.

Al otro lado de la carretera había una gasolinera. Alrededor parecía un basural.

Por la tarde, fuimos allí a buscar agua. Mientras llenábamos nuestras botellas un vehículo que venía del sur entró a la estación. Entonces aparecieron dos niños pequeños que corrieron a lavar el parabrisas. Estaban completamente sucios, negros, manchados, costrosos, vistiendo algunos andrajos que alguna vez fueron ropa. Se gritaban, correteando descalzos de un lado al otro del auto. Se peleaban por quién recibiría las posibles monedas. Su hablar era incomprensible, más bien parecían chillidos animales salpicados de garabatos. Pasaban sus trapos apresurados y al mismo tiempo pedían al del interior del auto. Pronto apareció otro niño, mayor y más fuerte. Su aspecto era idéntico. Bajo el cabello abundante y descolorido su rostro expedía violencia. Cuando estuvo a su alcance comenzó a gritar y golpearlos simultáneamente. Uno de ellos, sangrando, escapó en dirección al pueblo con monedas en la mano. Los otros lo siguieron corriendo, sin dejar su griterío animal.

Yo, me fui en ese auto.

lunes, diciembre 05, 2005

Garabatos relativistas


Corazón de sandía

Oda a la sandía ya habémus

Esto confunde un poco la crítica musical con la añoranza del terruño musical y también confunde la crónica crítica de una tocata hip-hop.

Resulta ser que caminado por la Grand Vía de Barcelona canto de repente Corazón de Sandía de los Tetas... entonces pienso en como hacerle un homenaje a aquella bendita canción. Nunca suena mal, a todos le dan ganas de rumbear. Y es como una buena canción, de un buen disco, de un buen momento. Como sentido homenaje propongo bautizar el pezón femenino, o bueno, puede ser el masculino también. Al pezón llamarle el corazón de la sandía.

De esta forma estaríamos homenajeando a una canción y una banda que se lo merece.

Porque te veo en la cama

Y ya se que es un buen día.

Entonces, me dan ganas de mascar el corazón de la sandía. De morderlo ásperamente como si sonara un funk, o porque no, la misma canción.

Me muestra el sabor de la vida, el corazón de sandía.

Sandía Láctea

miércoles, noviembre 30, 2005

un techo para chile


la faceta de ayuda al projimo deveria tenerla uno todos los dias y de una forma conciente. que uno sea capas de entender los verdaderos problemas y diferenciarlos de las soluciones parches.
pero cierto dia me encontre mal enfocado y parti en un bus de los estudiantes de teologuia a construir casas de "un techo para chile". que gran error el ver las opiniones de estos teologos sobre los pobladores. tenian una vision folclorica de la pobreza que dava risa, pero que no molesta. lo que si molesta son las resoluciones que sacaron al terminar los tres dias de trabajo. fue la clasica "ellos son pobres por que son flojos y no quieren surguir". no se si eso lo dijieron todos, pero si el grupo que me toco.
esta frase se la puedo aceptar a la cuica de la casa que conoce la pobreza por la tele y los reportajes de la delincuencia del "lumpen". pero de un futuro parroco que vio realmente como se vive en una pobla me cuesta creer. luego de ver que cagan en el basural a los exteriores de las casas, que viven de a muchos en casas de carton asinados, que tienen solo una llave de agua al medio de la pobla, an la que hacen colas en la mañana con baldes para todo el dia. obiamente no tienen donde ducharse para pedir pega, y mucho menos ropa decente. y puede seguir y seguir, pero ya se entiende la idea.
mandemos a la chucha a esta gente que no sabe lo que dice aun cuando se los muestran frente a sus narices.

jueves, noviembre 17, 2005

las maquinas pueden ser lugares extraños

Las micros pueden ser lugares extraños. Es el único lugar en que uno esta físicamente tan cerca de algún desconocido. Esto tiene ventajas y desventajas, te pueden cogotear o puedes conocer a la mina de tus sueños que se sentó al lado tuyo y se enamoro de ti. Generalmente es la primera opción. Pero quiero contar un encuentro muy extraño que está, yo diría, entre lo mas raro que me ha sucedido en una maquina.

Era un típico viaje por la alameda hacia abajo, yo estaba sentado mirando por la ventana y tomando una lata de cerveza. Al girar la cabeza vi que a mi lado, sentado, yacía un obrero ya de edad, recién duchado y con un clásico bolso verde que dejo en el piso. Yo, sin dudar le ofrecí de mi plisen. A lo que contesto que no, por que no bebía alcohol. Así partió una conversación de que el me contaba sus aprensiones y pensamientos gracias a su religión. Otro clásico religioso tratando de hacer el bien, pensé. Pero no, nunca me dijo que lo que yo hacia estaba mal. Seguimos hablando, yo escuchando en realidad, y me dijo que el era la reencarnación de Jesús. El viejo pelándola pesao. “No me crees, mira tengo las marcas”. Me mostró sus manos y tenia dos cicatrices. “También tengo en los pies”. No quise que me las mostrara. Yo ya tenia que bajar, me despedí de él y me dijo que nos volveríamos a encontrar. No fue un “nos vemos” fue una afirmación con certeza. Aun no me lo pillo pelando el cable por ahí.

Santiago esta lleno de locos, pero locos como estos no le hacen daño a nadie e incluso aportan a entretener nuestras fomes vidas.